Dr. José Rutilio Quezada, un exitoso exilado involuntario Fundación del “Corazón del Padre” Quezaltepeque, El Salvador Noviembre, 2019

Dr. José Rutilio Quezada, un exitoso exilado involuntario   Fundación del “Corazón del Padre”  Quezaltepeque, El Salvador  Noviembre, 2019

Siempre he admirado al Dr. José Rutilio Quezada. Somos verdaderos amigos. Hemos sido colaboradores y co-conspiradores en diversos proyectos durante nuestras vidas.

Ningún retrato convencional habría sido apropiado para una vida tan llena de giros y vueltas, roles variados y altibajos. Así que he optado por presentar a Rutilio como un hombre de mediana edad que se ve obligado a abandonar el país, la comunidad y la finca que él ama tanto. Esta escultura representa un pasado, presente y un futuro, todos juntos. He intentado en esta escultura (que es más una narración que un retrato) proporcionar una mini biografía dinámica de un hombre notable en un momento crucial de su vida. Aquí sus proyectos futuros aún no se han cristalizado, pero ya no puede continuar con su pasado. Exiliándose para proteger a su familia durante el conflicto, Rutilio es melancólico, o al menos nostálgico, pero no obstante sigue siendo optimista. Cuando surgen problemas, Rutilio nunca se ha quejado. Mas bien, siempre enfrenta de manera constructiva y productiva sus problemas, incluso uno tan enorme como el exilio involuntario.

Aquí Rutilio se dirige hacia el norte, vestido para el frío, pero él no puede evitar mirar una vez más hacia atrás para capturar la esencia y los detalles de la realidad tropical salvadoreña que serán tan importantes en los libros que aún son solo conceptos, meras posibilidades subconscientes.

Una breve nota sobre los materiales utilizados en esta escultura: No es bronce, ni piedra, madera u otro material convencional. Esta escultura está hecha del suelo de Quezaltepeque, el lugar de su nacimiento y su punto de referencia. Es de polvo, de la ceniza volcánica que nace de la violencia cataclísmica, que subyace a toda la vida en El Salvador.

Si bien esta escultura rinde homenaje a un individuo verdaderamente meritorio, también tiene la intención de conmemorar a los millones de salvadoreños, mesoamericanos y personas - mujeres y hombres, niñas y niños - de otras naciones tropicales que han sido obligados por sus sociedades de origen a emigrar. Al igual que Rutilio, estos millones huyeron, se adaptaron, cuidaron a sus familias y tuvieron éxito en otros contextos sociales. Construyeron vidas productivas y dejaron sus legados. Estos exiliados involuntarios todos dedicaron sus vidas a hacer del mundo un lugar mejor. Esta estatua los honra a todos. Los admiro. 


 

Ver más en 100 Personas que merecen monumentos